dilluns, 6 de juny del 2011

cogombres


LA MENTIRA DEL PEPINO

Estamos constantemente sometidos a la manipulación de la publicidad y los medios de comunicación respecto a nuestra alimentación. Desde Popeye, que invitaba a alimentarnos a base de espinacas porque son ricas en hierro (muy poco asimilable por lo que parece), hasta los bifidus (que un prestigioso científico de la Universidad de Barcelona argumentaba que sólo eran útiles si se introducían en el cuerpo con un enema), pasando por las mentiras sobre el problema de consumir aceite de oliva, cuando interesaba potenciar el mercado del aceite de girasol o las actuales “maravillas” de la omnipresente soja o las fabulosas bayas de goyi.
El tema del pepino es un ejemplo más. Alguien dice que eran pepinos españoles y hunden las exportaciones de verduras frescas a los países del norte de Europa en un momento que quizás conviene potenciar a los productores alemanes. Alguien incluso se ha atrevido afirmar que el problema son las hortalizas ecológicas porque se abonan con estiércol.
Suerte que lo han ido diciendo con la boca chica y parece que finalmente la noticia no ha cuajado. Porque si no hunden de rebote el mercado ecológico para beneplácito de muchos que ven en la agricultura ecológica una amenaza a sus negocios lucrativos a costa de la salud de los consumidores. ¿O es que no hay miles de hectáreas de producción convencional en las que se aplican purines ricos en Escherichia Coli? O lo que es peor, ¿no son los agricultores convencionales los que usan para abonar lodos de depuradora, totalmente prohibidos en agricultura ecológica? ¿No so estos lodos el lugar más apropiado para encontrar bacterias fecales? Si alguien me dice que los lodos están tratados y esterilizados yo les diré que el estiércol que usan los agricultores ecológicos está compostado y, por tanto, igualmente esterilizado.
Por lo que parece la hipótesis más pausible, es decir, que la contaminación se ha producido durante la manipulación o transporte, está cobrando fuerza. La Comisión Europea así lo ha reconocido. Eso sí, el mal ya está hecho. Ya las víctimas una vez más son los agricultores.
Otro aviso más sobre los problemas de un mercado de la alimentación excesivamente industrializado y globalizado. La alternativa: apostar por la agroecología, recuperar el protagonismo del agricultor en detrimento del distribuidor y potenciar los canales cortos de comercialización. ¿Cuántos avisos más vamos a necesitar?

30.000 muertos por infecciones hospitalarias al año en Alemania

Si es cierto que en Alemania ahora se ha empezado a hablar de un 5% de infecciones nosocomiales, en España la cifra es mayor del 6%. Una evolución de los años 1990-2005






Galicia Hoxe. Gustavo Duch. 8 de junio de 2011

El foco de la epidemia: ¡descubierto!

La perca del Nilo, a veces vendida como mero, llega desde el lago Victoria, en el centro de África. Brasil ya es el máximo exportador de pollos; al igual que Chile lo es en el negocio de criar, engordar y repartir salmones por el mundo. Los pepinos de España viajan a Holanda en invierno; en verano hacen la ruta en sentido contario. Los espárragos de Navarra, sólo se envasan en Navarra una vez aterrizan del Perú o la China. El panga que dan de comer en las escuelas viajó desde Vietnam y el atún enlatado proviene de El Salvador o se le roba a los mares de Somalia.
Los pollos para que engorden rápido no pueden ver el Sol, no salen de sus jaulas. Las gallinas ponedoras para que pongan más huevos padecen de exceso lumínico, y a penas pueden dormir. Los cerdos están tan asardinados que cuando uno estornuda todos se contagian de gripe. A las vacas vegetarianas –durante una temporada loca- se les alimentó con restos de vaca. Ahora se investiga como engordar peces carnívoros con una dieta rica en soja. La soja también alimenta a los coches (agrocombustibles) y con sus desperdicios aún se consiguen raciones de pienso para los cerdos.
Si fuera mentira nos parecería exagerado. Pero así es la alimentación del siglo XXI. Un rarísimo sistema contranatura en manos de muy pocas transnacionales, que ganan dinero a base de arruinar la pequeña agricultura tradicional, de ensuciar y contaminar el planeta, y como vemos –susto tras susto- poniendo en jaque la salud de la población consumidora. Vacas locas, dioxinas, gripes, ecolis… Todas estas enfermedades guardan el mismo patrón: patologías graves de origen bien conocido: la codicia.
Esperemos que el brote de E.Coli frene en breve, y que sirva para una reflexión: el combate a estas enfermedades no pasa por mejorar los sistemas de control. Como dice mi amiga Marta Rivera, «la mejor garantía de seguridad alimentaria son políticas a favor de la soberanía alimentaria». -¿Y qué es la soberanía alimentaria? -se preguntarán. Pues lo explica un dicho africano que me he permitido modificar ligeramente: «Mucha gente pequeña, en muchos lugares pequeños, cultivaran pequeños huertos,… que alimentarán al mundo»

Autor: Gustavo Duch
Miércoles 08 de Junio de 2011